EMPEÑO DE DESCATOLIZACIÓN
A despecho de
lo que proclama la mayoría del Episcopado español, si bien se mira, su
comportamiento es oscurantista: lo mismo que propugnan el respeto ilimitado y
liberal de los derechos humanos y civiles sin preocuparse, primero, de
definir y respetar los derechos humanos y eclesiales de los sacerdotes,
religiosos y seglares, así también predican luz y taquígrafos para la verdad
y las opiniones políticas, pero no permiten la luz y los taquígrafos para la
verdad y opiniones religiosas; ni que conozcamos los documentos que van a
debatirse en la asamblea episcopal, ni mucho menos, la pluralidad de
sentencias que en tales debates se expresan. Resulta así que los obispos
llamados posconciliares son como los doctores de la ley judaica, denostados
por Jesucristo porque no practican lo que predican.
Ha llegado a
mí una ponencia que va a ser presentada a la asamblea de la Conferencia
Episcopal Española de finales de febrero, y cuyo autor es el obispo auxiliar
de San Sebastián, José María Setién, texto que coincide doctrinalmente con
las tesis avanzadas del obispo cuando no pasaba de ser simple teólogo. ¿Ha
querido Pablo VI canonizar su teología disolvente al nombrarle obispo?
A este
documento heteróclito y contradictorio, que no quiere ser considerado a la
luz pública, le viene pintiparado el juicio formulado por el miembro de la
Comisión Teológica que asesora al papa, P. Louis Bouyer, en su reciente libro
«Religiosos y clérigos contra Dios»: “La actual crítica de lo religioso y lo
sagrado por los mismos clérigos tiene grandes pretensiones pero las justifica
muy mal. En ella se nos interpela con un tono perentorio en nombre del
pensamiento científico, del cual se pretende decirnos la última palabra. Pero
es demasiado claro que de las ciencias invocadas no tienen aquellos clérigos
más que un barniz periodístico”.
La ponencia
sometida a consideración de los obispos responde a un cuestionario que, en
primer término, “trata de descubrir las líneas que parecen dirigir la
evolución político-social de la sociedad española, a partir de la
proclamación del Rey Juan Carlos I”. En segundo término, el autor responde a
la preocupación de “ver cuál ha de ser la posición que la Iglesia ha de
adoptar ente la evolución social”.
Pero
enseguida se echa de ver que las líneas por las que él cree que discurre la
sociedad española y el futuro secularizado que él contempla y quiere por
razones “teológicas” y pastorales es puro subjetivismo. Porque es evidente
que ni él pone a contribución en su trabajo las ciencias positivas que
podrían utilizarse ni tampoco están ellas en situación de poder determinar
por dónde discurrirá la vida pública española ni en el futuro inmediato ni
más remoto... Sólo Dios sabe por dónde discurrirá nuestro futuro; lo demás,
las lucubraciones futurológicas de los obispos son pura fantasía.
Sobre el
futuro de España no saben nada nuestros obispos… a menos que nos empeñemos,
como parece ser el designio de mons. Setién y de alguna personalidad
vaticana, en descatolizarla, en extirpar violenta o solapadamente lo que este
obispo gusta de llamar “nacional-catolicismo”…
¿Por qué se
han de ocupar los obispos de conocer y evangelizar el futuro –que no conocen-
si apenas evangelizan el presente,
sobre el que tienen misión de apostolado?... ¿Y quién será capaz de
conciliar, en cinco días, los ochenta documentos, los ochenta intelectos de
los prelados que concurran a la asamblea, tanto más cuanto se aprecia una
ruptura clara entre obispos como mons. Tarancón, y mons. Setién frente a
mons. Temiño, mons. Blanco, mons. Guerra Campos o mons. Barrachina? Porque:
¿con qué Iglesia nos quedamos, la del cardenal Tarancón en su “homilía a la
Corona” y la Declaración de Derechos Humanos o la de mons. Guerra Campos, en
su carta pastoral sobre la “Monarquía católica”?
En resumen,
este documento de mons Setién que se propondrá a la asamblea de obispos
españoles a fines de febrero contiene como notas relevantes: la similitud con
la metodología de Marx; la subjetivización de lo Revelado; el anarquismo
eclesial; y un nuevo cristianismo servil a un mundo laico, secularizado,
científico y racional…
El documento
responde al pensamiento de mons. Setién, de mons. Palenzuela, del canónigo
González Ruiz, de Ruiz-Giménez, de Enrique Miret, los cuales pretenden descatolizar
España, no se sabe por qué, ni para qué, ni en beneficio de quién, como si la
Iglesia se hubiera equivocado desde el siglo IV acá…
Eulogio
RAMÍREZ
Revista FUERZA NUEVA, nº 478, 6-Mar-1976
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