SUGESTIONES
PARA UNA FILOSOFIA HISPANOCENTRICA. ENSAYOS FILOSOFALES HISPANICOS
Por RAFAEL
GIL SERRANO.-
«FILOSOFIA
DE LA HISPANIDAD»
Veíamos cómo
mentes preclaras añoraban una filosofía hispánica definitiva. Veíamos también
cómo ya, en 1936, el padre Antonio Torró O. F. M., publicaba una «Filosofía
de la Hispanidad» (2) que, por cierto, ha sido totalmente olvidada.
Desde luego,
la filosofía del padre Torró es un ensayo interesantísimo
que hoy, ante el retroceso que están experimentando los valores patrios,
convendría ser leída por muchos. Sin embargo, no es la filosofía definitiva
de LA HISPANIDAD, sino más bien de
España. Y así dice:
«Reflexión y
examen; reflexión sobre nosotros mismos, sobre lo que somos y hemos sido,
sobre el alma profunda de España, que nos nutre y sustenta, aunque de ella
renieguen algunos» (3). «Sólo así hemos de reanudar el movimiento científico
y espiritual de España» (4) y que, «por lo demás, la ciencia de la educación humana
lo pide también así» (5).
Precisamente
el mérito de la ciencia y de la educación hispana tradicionales consiste «en
que una y otra pusieron al hombre por blanco y objeto preferente de sus
cuidados, sacando de las entrañas del humanismo
la preocupación y la idea pedagógicas, y dando así lugar a la filosofía propia de España, que es la
filosofía de lo humano y de la humanidad» (6).
«EL PROBLEMA
DE LA HISPANIDAD»
Otro ensayo,
breve pero interesante e ignorado totalmente, se debe a la pluma de Juan
Francisco Yela Utrilla. También resulta insuficiente, pues se limita a
señalar tres notas esenciales de la HISPANIDAD:
Desprecio de la muerte por amor de la vida, ausencia de
particularismos por ansia de empresa universal, y por último, anonimato en
busca de lo trascendente (7). Sin embargo, tiene párrafos tan bellos, que no
nos resistimos a copiar algunos. Helos aquí:
«Nuestra
generación o la próxima a ella acaba de acuñar bellamente la palabra
HISPANIDAD, cuya hermosura ha provocado en su derredor el vuelo de toda clase
de seres animados, desde la industriosa abeja al vagabundo y parásito
zángano; todos nos hemos complacido en tocar y manosear la bella creación
vocálica hasta ajarla y ponerla en peligro de que degenerase en algo seco y
rígido como la misma rastrojera.
La palabra
HISPANIDAD, ya por su forma misma de vocablo abstracto, estaba reclamando a
poetas-filósofos y filósofos-poetas, que vertiesen en ella basta hacerla
rebosar, la ambrosía de las ideas platónicas, de los eternos e inmutables
prototipos de las cosas, jerarquizados bajo el uno y el Bien supremo;
HISPANIDAD había de expresar o exprimir el zumo de las más puras esencias
hispánicas, había de ser cual forma purísima que transparentase
esas
esencias; HISPANIDAD era término que estaba exigiendo la contemplación
filosófica, como la sola capaz, de darle sentido adecuado a la multiplicidad
de sus posibles dimensiones.
Precisamente
desde el punto de vista filosófico se nos presenta
temáticamente la HISPANIDAD como algo del todo virgen, cual selva
inmensa por roturar, no obstante lo traído y llevado del vocablo. Se ha
pretendido entrar en esa selva preñada de enigmas y encantos sin previa ruta
o sendero a través de los corpulentos árboles que la pueblan; se ha llegado a
conocer algunos de los gigantes de esa selva y hasta a señalarlos con hitos
de exploración futura, pero jamás se ha logrado, ni aun siquiera pretendido,
abrir seguro camino cara la entraña y los más profundos escondrijos, donde
late la esencia de la HISPANIDAD. Ni aun siquiera se ha jerarquizado la
problemática del tema, graduando la serie de cuestiones y los niveles de
éstas en su posible adentración o altura hacia la esencia buscada» (8).
«EL IDEAL
HISPANICO A TRAVES DE LA HISTORIA...»
Mas a pesar
de lo mucho que se haya manoseado «la bella creación vocálica», es lo cierto
que casi todos los trabajos sobre HISPANIDAD con intención o fundamentación filosófica solo se refieren a la
Filosofía de la Historia, en su aspecto providencialista, aplicado a
ESPAÑA. Un ensayo de este tipo, verdaderamente estupendo —aunque olvidado o
ignorado es «El ideal hispánico a través de la Historia...», debido al
sacerdote auténticamente español
Enrique González Díaz de Robles (9).
Se trata de
una colección de artículos periodísticos publicados al principio de nuestra
GUERRA HISPANICA, y cuyo segundo artículo se titula: «Un poco de
historiosofía». En este artículo, contestando a la pregunta: «¿Qué dice la
historiosofía?». se afirma que fácilmente nos convenceremos de esta gran
verdad: «A todos los pueblos del Universo —como a todos ios individuos— les
ha sido asignado por la Providencia un destino particular que cumplir en la
Historia» (10). Y, por ende, a toda la HISPANIDAD: «El destino de la
Hispanidad es el mismo destino de la catolicidad» (11).
Este librito,
a pesar de que tenga algunos fallos —como el de creer que el 12 de octubre de
1492 «comienza su existencia la Hispanidad» (12), es estupendo porque se
remonta por encima de linderos históricos y geográficos ocupándose, entre
otras cosas, del hecho de la Hispanidad, del espíritu de la Hispanidad, del
ser de la Hispanidad, de la Hispanidad y el mundo actual y, por último, de la
Hispanidad y el porvenir.
«EL DESTINO
DE ESPAÑA EN LA HISTORIA UNIVERSAL»
El tema del
destino histórico limitado a España (la palabra HISPANIDAD en este caso no se
cita) había sido ya tratado por el padre Zacarías García Villada antes de la
GUERRA HISPANICA, bajo el título de «El destino de España en la Historia
Universal» (13). Libro interesantísimo, ciertamente, por tratarse de un problema
que da funcionalidad a toda la HISPANIDAD.
El padre
Villada dice que dicho destino «está concretado en la defensa y propagación
del Reino de Cristo sobre la tierra, que es la Iglesia católica» (14). Y su
conclusión, con la que se cierra el libro, es la siguiente: «España, católica oficialmente, será también el
brazo del universalismo y de la catolicidad. España atea o laica oficialmente, no será nada y se derrumbará...» (15).
Lo malo es
que la eficacia de este libro ha sido totalmente neutralizada por el mismo
padre Villada al poner en entredicho la Tradición de la Venida Santiáguica
—y, por supuesto, la Pilarica— a España. Y aunque en este libro la reconozca
muy tímidamente cuando dice: «El proyecto del Apóstol (San Pablo) se realizó,
efectivamente, y gracias a su predicación, a la de los siete varones
apostólicos y (según antigua tradición) a la de Santiago» (16); no puede
borrar el desgraciado enfoque que al problema le diera en su monumental
«Historia eclesiástica de España» (17), empujando a
su negación a todos aquellos historiadores que siguieron sus huellas (18).
IDEAS PARA
UNA FILOSOFIA DE LA HISTORIA DE ESPAÑA»
Y ya sólo nos
queda el trascendental ensayo grandes de la HISPANIDAD, Manuel García Morente,
titulado: «Ideas para una filosofía de la Historia de España», del cual nos ocuparemos
otro día.
****
(1) «¿Qué Pasa?», número
203. 18-11-67.
(2) Dr. P. Torró:
«Filosofía de la Hispanidad». 1936. Biblioteca «Paz y Bien», dirigida por los
Padres Franciscanos de Valencia. Tipografía Católica Casals. Barcelona.
(3) Id., id. pág. 11.
(4) Id., pág. 12.
(5) Id., id.
(6) Id., págs. 12-13
(7) «Revista de la
Universidad de Oviedo». «El problema de la Hispanidad, por Juan Francisco
Yela Utrilla. Oviedo. 1941.
(8) Id., id. págs. 6-7 (9) Enrique G. Díaz de
Robles: «El ideal hispánico a través de la Historia», Imprenta El Ideal
Gallego. La Coruña, 1937.
(10) Id., id., pág. 25.
(11) Id., pág. 73.
(12) Id., id., pág. 28.
(13) Zacarías García
Villada. S. J., de la Real Academia Española: «El destino de España en la
Historia universal», segunda edición aumentada. Cultura Española. Madrid,
1940.
(14) Id., id., pág. 50.
(15) Id.., pág. 264.
(16) Id., págs. 59-60.
(17) «Historia
Eclesiástica de España», tomo I. Madrid. 1929.
(18) Véase «Historia de
España», dirigida por Ramón Menéndez Pidal, tomo II. Madrid, 1935. Págs.
447-48.
Revista ¿QUÉ PASA?
núm. 205, 2-Dic-1967
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