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viernes, 10 de octubre de 2025

Crisis religiosa de Cataluña ya en el franquismo

 (Artículo de 1970) 

 LA PEOR CRISIS DE CATALUÑA

 De no repararse, se va a la suplantación del espíritu cristiano por el amoralismo y la pérdida de la fe

 (…) Cataluña, desde 1939, ha crecido en forma impresionante en su demografía, industria, riqueza, desarrollo financiero, tecnología, participación en órganos de gobierno, “boom” turístico, decisivo incremento editorial, acceso masivo a los estudios y especializaciones. Pero, en esta última década, de no repararse, se va rápidamente a la suplantación del espíritu cristiano, que forjó y se mantuvo firme en Cataluña, por el amoralismo, la pérdida de la fe y del seny catalán, empujado todo ello por los propios eclesiásticos que, por lo visto, gozan de patentes de corso para esta devastación.

 Nos limitaremos a un solo ejemplo, como símbolo de lo que viene ocurriendo impunemente en toda Cataluña. Por ahora, sin una voz episcopal que haga servir el báculo para el fin con que un día se le dio en su consagración episcopal. No se nos diga que desorbitamos un hecho concreto. Tales erupciones hoy se repiten en cadena en muchas sacristías, reuniones de matrimonios, “comisiones obreras” -encuadradas en ciertas parroquias- homilías, revistas, libros… Además, es por enésima vez que tales escándalos se vienen repitiendo sin que la mínima reacción pública haya impedido la reiteración.

 El tristemente famoso padre Jorge Llimona, capuchino, que se ha permitido desde “Destino” y desde “El Noticiero Universal” afirmar las más inverecundas y rabiosas anormalidades -que le hubieran descalificado en otro tiempo de la Iglesia-, recientemente en “Tele-Expres” del pasado de 27 de febrero, otra vez nos ha dejado un esquema de su mentalidad y de las ideas que propina, que Marcuse no dudaría en suscribir. He aquí el primer barrido de Jorge Llimona en estas declaraciones:

La revolución debe llevarse a cabo través de una actitud intelectual para llegar al hombre libre, solidario y justo. Un hombre que pueda desprenderse de los errores, del convencionalismo y del dogmatismo y hacer un hombre solidario, como nos ha enseñado la biología, donde todos seamos iguales, donde no existan las clases, donde todo hombre tenga las mismas posibilidades para desarrollarse”.

 Fíjese el lector cómo se reduce la condición humana a mera biología. Ni siquiera se concede al hombre una categoría cultural ni de moral natural. El gran libro de Jorge Llimona es la biología. Allí ha aprendido que todos somos iguales… ¡iguales como un elefante y una pulga!

 Llimona, como es corriente en estos días, delibera sobre el celibato sacerdotal, según sus anteojos, que no son los de Pablo VI, pues con todo descaro se permite afirmar:

El celibato es una cosa histórica. No forma parte del contenido de la Revelación ni tiene un contenido teológico”.

 Al preguntarle el periodista si el sacerdote no célibe tendría obstáculos para el ejercicio de su ministerio, el capuchino contesta con toda “frescura”:

Si para el desarrollo del hombre es mejor que se dé el hombre globalmente desarrollado o globalmente relacionado, entonces es ya relativo. Pero si es necesario el hombre especializado, entonces no. En este último caso es necesaria la existencia del célibe. Y ello no sólo para el sacerdote, sino que para el civil también vale. Creyente o no. Para aquel que se dedique a la investigación, a la ciencia o a la medicina, por ejemplo. Ahora bien, como este ser humano, hombre o mujer, tiene unas necesidades sexuales y de afecto, creo que las tiene que poder desarrollar con otras personas que se encuentran en la misma situación, que libremente se acepten. El hombre y la mujer deben encontrarse a través de la libertad y únicamente a través de ella”.

 Que un fraile capuchino se convierta en partidario de la fornicación, que lo publique en letras de molde en la prensa, y que no ocurra nada, es algo más que sintomático. Es la pérdida del sentido cristiano en la vida eclesiástica de Cataluña, pues tales disparates explícita o implícitamente, abierta o solapadamente, se vienen runruneando por compadres y gemelos de Jorge Llimona, con un escándalo tan serio que ya se ha hecho habitual y ha atrofiado toda capacidad de reacción, con grave perjuicio de la vida moral de nuestras ciudades y poblaciones.

 ¡Esto sí que es grave para Cataluña! Lo de la novela, teatro y “nova cançó” son aspectos que tienen sus vaivenes y ritmos. Pero que por los propios eclesiásticos, sin que la voz orientadora de la jerarquía tapone la boca y paralice la pluma de los Llimonas, que con apellidos catalanes y lengua catalana le están arrancando su fe, no tiene palabras con que denunciar estridentemente la villanía que se comete contra lo más sagrado de nuestra tierra.

 El doctor Torras i Bagés en la “Tradició Catalana” argumentaba que “todos los grandes pensadores catalanes hasta nuestros días han sido pensadores cristianos; si alguien ha resbalado en la herejía como Arnaldo de Vilanova (s. XIV), la cosa no ha pasado de un sueño de un hombre que se quiso levantar por los inmensos horizontes de la contemplación, sin tener bastante fuertes las alas de los principios de la divina revelación, pero la herejía, tantas veces vecina de Cataluña, jamás se ha metido en ella, y, si alguna vez ha llegado a penetrar, el carácter de los naturales, enemigos de todo delirio, ha hecho inútil la tentativa… es porque Cataluña era muy de veras y muy prácticamente cristiana. No sabemos lo que sucederá con la contemporánea masonería; pero no os parece que los prosélitos que hace no están entre los catalanes auténticos, sino principalmente entre aquella gente ligera, enamoradiza de todo lo que es nuevo, a quien gusta ser mona de los extranjeros, incapaces de comprender la excelencia de su imagen e ignorantes de su historia”.

 También Torras i Bagés se expresaba así: “Apagado por la masonería el sol de la revelación, se debilita la razón natural y las letras humanas quedan en las tinieblas; después del corto periodo del dominio de la fantasía, de la confusión de sentimientos, de la evaporación de los más delicados, generosos y enérgicos, el sentimiento decae y la delectación sensual o ocupa el lugar que antes tenía la noble y humanas satisfacción del sentimiento. El mundo de los sentimientos se hunde en ruinas; el espíritu no encuentra dónde descansar, como la paloma de la Sagrada Biblia no encontró donde reposar sin ensuciarse, y con tristeza busca otra vez refugio en el arca sagrada de la Religión. Desaparecido el sentimiento, se pierde uno de los más dulces lazos que unen a los hombres entre sí; la vida social llega a ser fatigosa para las almas bien templadas, y el mundo queda abandonado a los amadores de la sensualidad. El dogma del amor libre,  que la masonería ha aprendido de los animales, es la conculcación del verdadero amor y la profanación de un nombre honrado”.

 No sabemos qué diría el doctor Torras i Bagés, tan ligado al “Cercle Artistic de Sant Lluc” y vinculado con el gran artista Llimona, que un sucesor suyo en la consiliaría de tal institución artística y con el mismo apellido Llimona propugnara por las soluciones biológicas, por el relativismo, por la fornicación, ideales que, según el doctor Torras i Bagés, son los propios de la masonería, pero que esta vez no vienen alentados por “La Campana de Gracia” ni otros prohombres del catalanismo anti católicos. Esta vez, y Jorge Llimona es una legión, el amor libre, el materialismo y la descristianización vienen a través de un religioso que, además, goza de cargos de prensa, de audiencia pública y de tolerancias episcopales.

 Años atrás se hizo famosa la campaña “Volem bisbes catalans”. Quizá ha llegado ya la hora de que los seglares católicos de Cataluña pidamos a la Santa Sede obispos que defiendan la fe y la moral católica de los zarpazos de los lobos. Porque esto es, como cristianos, lo más esencial. Y como catalanes, los Jorge Llimona y sus mesnadas, consentidos y aupados, representan la disolución y termino de Cataluña, con su personalidad y con su alma. Lo que no se arregla con lágrimas de cocodrilo.

 Jaime TARRAGÓ

 

Revista FUERZA NUEVA, nº 168, 28-Mar-1970


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