Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta Antiespaña. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Antiespaña. Mostrar todas las entradas

sábado, 18 de octubre de 2025

Invocar el Vaticano II para fomentar huelgas

Artículo de 1967

  ¿Quién ha conferido a don Joaquín Ruiz-Giménez la facultad de invocar los textos del Concilio Vaticano II para la justificación y el fomento de las huelgas?

 La prensa, pero muy significativamente la revista «Destino» de Néstor Lujan, se hace eco del recurso visto ante el Tribunal Supremo por un asunto de despido, en el que actuó como abogado don Joaquín Ruiz Giménez. Este invocó el artículo segundó de la Ley de Principios del Movimiento Nacional—que tan frecuentemente olvida él en sus propagandas políticas—, por el que se declara que la legislación nacional se inspirará en la doctrina de la Iglesia.

 Según Ruiz Giménez, ha cambiado la doctrina de la Iglesia sobre la legitimidad y necesidad de la huelga cuando no hay otro camino para resolver los problemas obreros. El «Destino» de Néstor Lujan comenta: «Al abogado Ruiz Giménez le parece claro que hay en la sentencia recurrida una infracción de normas de rango constitucional

 A nosotros, también. Ya comprenderá «Destino» que no hay mucha fijeza en lo que parezca claro al señor Ruiz Giménez. Basta recordar que hace pocos años pedía la camisa azul y hacia elogios ardorosos de la Falange. Ahora, ¡para qué hablar! También le debe parecer claro propagar la «Populorum progresio», bien refocilado con sus credenciales patronales-capitalistas de bastantes Consejos de administración.

 Pero vayamos a lo de la huelga. La «Rerum novarum» llama a la huelga «mal frecuente y grave que perjudica no sólo a los patronos y a los mismos obreros, sino también al comercio y a los intereses del Estado». La «Cuadragésimo anno», de Pío XI, hace un elogio de la organización corporativa del Estado fascista de Mussolini, pues dice: «Igual que la unidad del cuerpo social no puede dejarse a la libre concurrencia de fuerzas.» Continúa Pío XI que por el nuevo orden corporativo de Italia «quedan prohibidas las huelgas; si las partes en litigio no se ponen de acuerdo, interviene la Magistratura. Con poco que se medite se podrá fácilmente ver cuántos beneficios reporta esta institución.

 Ciertamente que la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual hace referencia a las huelgas con estas palabras: «En caso de conflictos económico-sociales hay que esforzarse por encontrar soluciones pacíficas. Aunque se ha de recurrir siempre a un sincero diálogo entre las partes, sin embargo, en la situación presente la huelga puede seguir siendo medio necesario, aunque extremo, para la defensa de los derechos y el logro de las aspiraciones justas de los trabajadores. Búsquense, con todo, cuanto antes caminos para negociar y para reanudar el diálogo conciliatorio.»

 No se necesita estar doctorado en ninguna disciplina especial para entender el sentido de la doctrina de la Iglesia sobre la huelga. El ideal de la Iglesia y del orden social cristiano es la concordia y las soluciones logradas con la negociación y estudio. En un Estado que no tenga regulado dicho estudio y negociación, por desgracia, puede llegar a ser necesaria la huelga. Este es el sentido de la doctrina de la Iglesia. El ideal es lo que dice la «Rerum novarum» y la «Quadragesimo anno». El Concilio habla de las situaciones de hecho de Estados carentes de estos órganos resolutivos. El ideal de la Iglesia y de su Moral es la moralidad de la mujer, pero de hecho los moralistas aceptan que un Estado, con sus debidas cautelas, puede tolerar la prostitución.  (…)

 Las huelgas, máxime en las circunstancias del mundo de hoy, y teniendo en cuenta la legislación española, difícilmente, en buena moral y con la doctrina conciliar en las manos, se podrán justificar. Primero, falta el «sincero diálogo entre las partes», el «esforzarse por encontrar soluciones pacíficas» y «buscar cuanto antes caminos para negociar y para reanudar el diálogo conciliatorio». Esto es lo que dice el Concilio. (…)

 ¿Cómo se permite que un letrado y ex ministro, a lo menos por los resúmenes que ha publicado la prensa, pueda presentar tan tendenciosamente un punto vital de la convivencia social? (…)

 Dice «Destino»: «Al señor Ruiz Giménez, como a nosotros, nos parecen claras unas cosas que, por lo visto, para otros no lo son tanto. O viceversa.» Se equivoca «Destino» una vez más. Las cosas son muy claras. La doctrina sobre las huelgas no es la que dice Ruiz Giménez ni «Destino», según la doctrina de la Iglesia. Los que piden huelgas y las fomentan son los locutores de Radio España Independiente. Y es la consigna de Santiago Carrillo en su libro «Nuevos enfoques a problemas de hoy».

 ¡Fíjense si están claras las cosas! Pero, vaya, confundir los textos del Concilio Vaticano II con los de Santiago Carrillo señala la auténtica pista de un señor Ruiz Giménez, que es el político español que ha recibido los máximos elogios del Secretario del Partido Comunista, de España publicados en el semanario comunista francés «France Nouvelle», de la semana 16-22 de diciembre de 1964.

 Ya ve «Destino» si vemos las cosas claras. Y si «Destino» en sus comentarios también aparece claro a qué clase de personajes patrocina. Brindamos esta interpretación documentada de la doctrina de la Iglesia sobre la huelga a aquellos magistrados que tengan que habérselas con señores letrados que se dediquen a «sermones» jurídicos y pseudoconciliares sobre la huelga.

 A. RECASENS SALVAT


Revista ¿QUÉ PASA? núm. 206, 9-Dic-1967

 


viernes, 10 de octubre de 2025

Crisis religiosa de Cataluña ya en el franquismo

 (Artículo de 1970) 

 LA PEOR CRISIS DE CATALUÑA

 De no repararse, se va a la suplantación del espíritu cristiano por el amoralismo y la pérdida de la fe

 (…) Cataluña, desde 1939, ha crecido en forma impresionante en su demografía, industria, riqueza, desarrollo financiero, tecnología, participación en órganos de gobierno, “boom” turístico, decisivo incremento editorial, acceso masivo a los estudios y especializaciones. Pero, en esta última década, de no repararse, se va rápidamente a la suplantación del espíritu cristiano, que forjó y se mantuvo firme en Cataluña, por el amoralismo, la pérdida de la fe y del seny catalán, empujado todo ello por los propios eclesiásticos que, por lo visto, gozan de patentes de corso para esta devastación.

 Nos limitaremos a un solo ejemplo, como símbolo de lo que viene ocurriendo impunemente en toda Cataluña. Por ahora, sin una voz episcopal que haga servir el báculo para el fin con que un día se le dio en su consagración episcopal. No se nos diga que desorbitamos un hecho concreto. Tales erupciones hoy se repiten en cadena en muchas sacristías, reuniones de matrimonios, “comisiones obreras” -encuadradas en ciertas parroquias- homilías, revistas, libros… Además, es por enésima vez que tales escándalos se vienen repitiendo sin que la mínima reacción pública haya impedido la reiteración.

 El tristemente famoso padre Jorge Llimona, capuchino, que se ha permitido desde “Destino” y desde “El Noticiero Universal” afirmar las más inverecundas y rabiosas anormalidades -que le hubieran descalificado en otro tiempo de la Iglesia-, recientemente en “Tele-Expres” del pasado de 27 de febrero, otra vez nos ha dejado un esquema de su mentalidad y de las ideas que propina, que Marcuse no dudaría en suscribir. He aquí el primer barrido de Jorge Llimona en estas declaraciones:

La revolución debe llevarse a cabo través de una actitud intelectual para llegar al hombre libre, solidario y justo. Un hombre que pueda desprenderse de los errores, del convencionalismo y del dogmatismo y hacer un hombre solidario, como nos ha enseñado la biología, donde todos seamos iguales, donde no existan las clases, donde todo hombre tenga las mismas posibilidades para desarrollarse”.

 Fíjese el lector cómo se reduce la condición humana a mera biología. Ni siquiera se concede al hombre una categoría cultural ni de moral natural. El gran libro de Jorge Llimona es la biología. Allí ha aprendido que todos somos iguales… ¡iguales como un elefante y una pulga!

 Llimona, como es corriente en estos días, delibera sobre el celibato sacerdotal, según sus anteojos, que no son los de Pablo VI, pues con todo descaro se permite afirmar:

El celibato es una cosa histórica. No forma parte del contenido de la Revelación ni tiene un contenido teológico”.

 Al preguntarle el periodista si el sacerdote no célibe tendría obstáculos para el ejercicio de su ministerio, el capuchino contesta con toda “frescura”:

Si para el desarrollo del hombre es mejor que se dé el hombre globalmente desarrollado o globalmente relacionado, entonces es ya relativo. Pero si es necesario el hombre especializado, entonces no. En este último caso es necesaria la existencia del célibe. Y ello no sólo para el sacerdote, sino que para el civil también vale. Creyente o no. Para aquel que se dedique a la investigación, a la ciencia o a la medicina, por ejemplo. Ahora bien, como este ser humano, hombre o mujer, tiene unas necesidades sexuales y de afecto, creo que las tiene que poder desarrollar con otras personas que se encuentran en la misma situación, que libremente se acepten. El hombre y la mujer deben encontrarse a través de la libertad y únicamente a través de ella”.

 Que un fraile capuchino se convierta en partidario de la fornicación, que lo publique en letras de molde en la prensa, y que no ocurra nada, es algo más que sintomático. Es la pérdida del sentido cristiano en la vida eclesiástica de Cataluña, pues tales disparates explícita o implícitamente, abierta o solapadamente, se vienen runruneando por compadres y gemelos de Jorge Llimona, con un escándalo tan serio que ya se ha hecho habitual y ha atrofiado toda capacidad de reacción, con grave perjuicio de la vida moral de nuestras ciudades y poblaciones.

 ¡Esto sí que es grave para Cataluña! Lo de la novela, teatro y “nova cançó” son aspectos que tienen sus vaivenes y ritmos. Pero que por los propios eclesiásticos, sin que la voz orientadora de la jerarquía tapone la boca y paralice la pluma de los Llimonas, que con apellidos catalanes y lengua catalana le están arrancando su fe, no tiene palabras con que denunciar estridentemente la villanía que se comete contra lo más sagrado de nuestra tierra.

 El doctor Torras i Bagés en la “Tradició Catalana” argumentaba que “todos los grandes pensadores catalanes hasta nuestros días han sido pensadores cristianos; si alguien ha resbalado en la herejía como Arnaldo de Vilanova (s. XIV), la cosa no ha pasado de un sueño de un hombre que se quiso levantar por los inmensos horizontes de la contemplación, sin tener bastante fuertes las alas de los principios de la divina revelación, pero la herejía, tantas veces vecina de Cataluña, jamás se ha metido en ella, y, si alguna vez ha llegado a penetrar, el carácter de los naturales, enemigos de todo delirio, ha hecho inútil la tentativa… es porque Cataluña era muy de veras y muy prácticamente cristiana. No sabemos lo que sucederá con la contemporánea masonería; pero no os parece que los prosélitos que hace no están entre los catalanes auténticos, sino principalmente entre aquella gente ligera, enamoradiza de todo lo que es nuevo, a quien gusta ser mona de los extranjeros, incapaces de comprender la excelencia de su imagen e ignorantes de su historia”.

 También Torras i Bagés se expresaba así: “Apagado por la masonería el sol de la revelación, se debilita la razón natural y las letras humanas quedan en las tinieblas; después del corto periodo del dominio de la fantasía, de la confusión de sentimientos, de la evaporación de los más delicados, generosos y enérgicos, el sentimiento decae y la delectación sensual o ocupa el lugar que antes tenía la noble y humanas satisfacción del sentimiento. El mundo de los sentimientos se hunde en ruinas; el espíritu no encuentra dónde descansar, como la paloma de la Sagrada Biblia no encontró donde reposar sin ensuciarse, y con tristeza busca otra vez refugio en el arca sagrada de la Religión. Desaparecido el sentimiento, se pierde uno de los más dulces lazos que unen a los hombres entre sí; la vida social llega a ser fatigosa para las almas bien templadas, y el mundo queda abandonado a los amadores de la sensualidad. El dogma del amor libre,  que la masonería ha aprendido de los animales, es la conculcación del verdadero amor y la profanación de un nombre honrado”.

 No sabemos qué diría el doctor Torras i Bagés, tan ligado al “Cercle Artistic de Sant Lluc” y vinculado con el gran artista Llimona, que un sucesor suyo en la consiliaría de tal institución artística y con el mismo apellido Llimona propugnara por las soluciones biológicas, por el relativismo, por la fornicación, ideales que, según el doctor Torras i Bagés, son los propios de la masonería, pero que esta vez no vienen alentados por “La Campana de Gracia” ni otros prohombres del catalanismo anti católicos. Esta vez, y Jorge Llimona es una legión, el amor libre, el materialismo y la descristianización vienen a través de un religioso que, además, goza de cargos de prensa, de audiencia pública y de tolerancias episcopales.

 Años atrás se hizo famosa la campaña “Volem bisbes catalans”. Quizá ha llegado ya la hora de que los seglares católicos de Cataluña pidamos a la Santa Sede obispos que defiendan la fe y la moral católica de los zarpazos de los lobos. Porque esto es, como cristianos, lo más esencial. Y como catalanes, los Jorge Llimona y sus mesnadas, consentidos y aupados, representan la disolución y termino de Cataluña, con su personalidad y con su alma. Lo que no se arregla con lágrimas de cocodrilo.

 Jaime TARRAGÓ

 

Revista FUERZA NUEVA, nº 168, 28-Mar-1970


martes, 30 de septiembre de 2025

Subversión estudiantil en el franquismo; desaparición del S.E.U.

 (Artículo de 1970)

 ¿Qué quieren los estudiantes?

 Nosotros, ustedes, todo el mundo en España se ha hecho, de años a esta parte, la pregunta: ¿qué es lo que quieren los estudiantes? El problema, suscitado por las continuas revueltas universitarias, ha pasado a la prensa, salta a las tribunas públicas y es objeto de estudios y ensayos por parte de intelectuales, sociólogos y escritores, quienes tratan de hallar una explicación correcta y congruente a la permanente inquietud en la Universidad.

 Al comienzo se dijo que lo que querían era razonable, que había que escucharles, dialogar. Se trataba simplemente de acabar con el monopolio del S.E.U. Cuando, a base de huelgas y conflictos continuos, consiguieron, con la complicidad de muchos, tirar el S.E.U. por la ventana, los escándalos en las Facultades continuaron. Entonces se dijo que esto era natural, que los estudiantes llevaban razón al seguir el alboroto, puesto que acabado el S.E.U. había que organizar las Asociaciones Estudiantiles que lo sustituyeran. Se publicaron las oportunas disposiciones sobre asociaciones, se reglamentaron éstas, se intentó la celebración de elecciones a todos los niveles, pero el escándalo de una Universidad que no rinde trabajo ni esfuerzo alguno constructivo, siguió.

 Como tras cada algarada quedaba de residuo una serie de sanciones disciplinarias y gubernativas sobre algunos estudiantes, los alborotos continuaron, dándosenos entonces la explicación de que con una amplia amnistía todo quedaría en paz. Como, por otra parte, algunos catedráticos y autoridades académicas hicieron causa común con los huelguistas, el asunto amnistía fue el caballo de batalla de los cursos siguientes. Todo, al parecer, consistía en un problema más o menos politizado pero exclusivo de la Universidad. Si alguien dio la voz de alarma se le calló pronto con el estribillo de que todo era natural dentro del marco evolutivo de un Régimen que estaba evolucionando a su vez o, simplemente, se pensó que los preocupados con el problema eran demasiado “alarmistas”.

 Poco a poco, pero de forma continua, sin pausas, los estudiantes, saliendo de sus Universidades, hicieron acto de presencia en manifestaciones delictivas. Y así, se les pudo detectar en intentos de manifestaciones con motivos de conflictos laborales o en determinadas fechas, como el primero de mayo. Entonces se les podía oír el grito estentóreo, que pronto se popularizó, de “obreros y estudiantes”. Se clausuraban Universidades, se adelantaban vacaciones o exámenes y así, con el sistema de la “chapuza”, se pensó por los tontos de siempre que el foco subversivo se iba a limitar o resolver.

 Surgieron las asambleas a todos los niveles, organizadas por los de siempre, estudiantes que ni estudian ni les importa estudiar. Si éstas se prohibían, huelga; si se permitían, no se dejaba hablar a los pocos conscientes alumnos que deseaban trabajar en paz y, a la salida de las mismas, rotura de cristales, piedras contra los vehículos aparcados en el campus, contra la fuerza pública, bloqueo de calles, etcétera. Un paso más en la escalada del escándalo lo constituyó el empleo de aulas y paraninfos como tribunas para artistas e intelectuales conocidos por sus tendencias marxistas o por su actitud contra el Régimen. A la salida de estos actos, casi siempre no autorizados, intentos de manifestación, repetición de rotura de material docente, ataques a la fuerza pública y como secuela y motivo de la algarada, en los días siguientes, detenciones, expedientes y la consabida petición de amnistía.

 Ante el desconcierto y la pusilanimidad de las autoridades académicas y las órdenes de actuar con mesura para evitar “mártires”, la escalada siguió “in crescendo” y culminó en algunos centros con intentos de defenestración de decanos y rectores. De nuevo clausuras de Centros con la intención de “el curso siguiente veremos”.

 Pero al curso siguiente las cosas comenzaron de nuevo, con más intensidad, si cabe, que en el anterior. Con mejores tácticas, aprendidas en contactos con fuerzas marxistas durante las vacaciones, comenzaron a actuar los “comandos” de estudiantes, quienes abandonando sus propios terrenos docentes hacen irrupción en diversos sectores de la ciudad, sincronizando su actuación con las de otros grupos en sectores más alejados. Ya se observa una mayor perfección en las actuaciones. La Fuerza Pública, que hasta entonces había sido temida por los alborotadores, es atacada en plena calle y comienzan a surgir aquí y allá heridos y contusos entre ambos bandos.

 Ya la gente no se pregunta: ¿qué quieren los estudiantes? Es un secreto a voces que lo que quieren, y el ciudadano corriente lo lleva sospechando hace tiempo, mientras el interesado en la revuelta lo sabía desde el comienzo pero lo disimulaba, es acabar con el Régimen e intentar la “felicidad” de todos a través de un Estado comunista. Para ello se conectan las acciones estudiantiles con las huelgas en curso y cualquier acto represivo de las Autoridades no consigue más que avivar el odio a lo establecido. Tras cada episodio de estos vuelven a surgir las pancartas y gritos de amnistía. Los juicios públicos ante los Tribunales se orquestan con gritos e intentos de alboroto.

 Vista la impotencia de las autoridades académicas para mantener el orden y garantizar la normalidad docente, entra la Fuerza Pública en la Universidad. La ocasión se aprovecha, como se tenía previsto, y los alborotos se multiplican ahora con un motivo que suele ser popular entre estudiantes, aun los neutrales: ¡Que se retire la policía de la Universidad! Claro está que si se consigue esto tampoco volverá la paz a los “campus” universitarios, porque entonces se insistiría en cualquier otra cuestión. A las consignas de amnistía para los estudiantes expedientados o procesados se le imprime una tendencia nueva, pero no inesperada: Amnistía para los presos políticos. Y la vida universitaria sigue lánguida, con inasistencia a las clases y la Universidad en poder de una minoría conocida, audaz y marxista.

 Si usted, lector, o cualquiera, todavía se sigue preguntando qué es lo que quieren los estudiantes, nosotros, resumida y gráficamente, se lo vamos a enseñar: QUE NADIE SE LLAME A ENGAÑO.

 Revista FUERZA NUEVA, nº 168, 28-Mar-1970 

*********

El sepelio del S.E.U. (Sindicato Español Universitario) 

  Sepelio

 Cuando las primeras algaradas universitarias se produjeron en una España en paz y pleno progreso (*), hubo quienes pensaron que no les faltaba razón a los estudiantes para promover y fomentar sus actividades huelguísticas dirigidas a acabar con el “monopolio” del SEU. Entre la incomprensión de unos, el olvido de otros y la desidia de los más, se enterró al SEU con un suspiro de alivio, ya que -se pensaba- quitada la causa, todo volvería a sus cauces.

 Pero la realidad ha sido otra. Ningún proyecto de asociación estudiantil meramente profesional ha encontrado auténtico eco en las filas universitarias, y una vez conseguido el triunfo sobre el SEU se comenzó la escalada a la que todos estamos asistiendo (1970), en la que, ya sin disfraz, las posiciones se clarifican en cuanto está demostrado que los estudiantes han sido utilizados por tirios y troyanos para fines políticos de marcado carácter comunista.

 El SEU desapareció y, tras él, germinaron clausuras continuas de Facultades; la Policía en los centros docentes; y el cuadro vergonzoso de una Universidad que no funciona, en medio de un país al que le cuesta mucho dinero mantenerla, y en permanente disparidad con el gran esfuerzo productor de todos los estamentos de la nación.

 Ahora cabe preguntarse si una actitud enérgica por parte de quienes pudieron mantenerla, no hubiese sido preferible a este ir cediendo cuesta abajo sin mayor provecho. O, lo que es peor, en provecho de los que, amparados en determinadas impunidades, jalearon, estimularon y avivaron las llamas del incendio que hoy lamentamos. (…) 

Lo malo es que, como los entierros de verdad, sólo se aprecian las virtudes del muerto cuando va camino de la fosa.

Revista FUERZA NUEVA, nº 167, 21-Mar-1970 

(*) Años 50 del siglo XX

domingo, 28 de septiembre de 2025

Retorno de la Masonería a España tras la muerte de Franco

 

  LA MASONERÍA EN ACCIÓN 

No lo percibimos, porque actúan en la sombra, en las tinieblas de la Antiespaña (1978). Y lo hacen con la mayor impunidad, con una tolerancia total por parte de los responsables en el Gobierno de la nación. Nos referimos a los masones, adoradores del llamado Gran Arquitecto del Universo, auténtico Anticristo. Su número todavía no es grande, pero sí su acción, que se va extendiendo por toda la geografía española, entre conciliábulos y “tenidas” secretas, cuyo objetivo es la destrucción de los valores cristianos y de las esencias nacionales, que están siendo destruidas con saña, paulatinamente, por el marxismo, el comunismo y el separatismo, a los que se une en su actividad la masonería, cuya legalización en España, según fuentes dignas de crédito, parece ser inminente.

 ¿Cuántos son?

 No hace mucho ha visitado España, en nombre de la Internacional Masónica, con sede en Roma, el destacado venerable hermano francés Pierre Leveque. Se detuvo de una manera especial en Cataluña, donde está haciendo grandes progresos la masonería. El objeto de la visita del masón francés fue acelerar la formación de logias e incrementar el número de V. H. españoles. Sus consignas han sido claras. Las principales de ellas: lograr la infiltración de masones en los órganos de Gobierno y en la Administración y conseguir de los mismos una fuerte presión para que la masonería sea de nuevo legalizada.

 Sobre este asunto es interesante leer el extenso comentario-reportaje publicado en mayo en “Arriba” (lo cual es lógico dada la actual “línea” de este diario oficial) -y reproducido en junio por otros periódicos-, por el bien informado, respecto a las “tenidas”, Fernando Cano. El firmante del trabajo “Tras cuarenta años de persecución, inminente legalización de la Masonería” sabe -nosotros lo adivinamos- las fuentes en que “bebió” y cuáles fueron los “mentores” que le impulsaron a escribir en el órgano gubernamental su trabajo, que, a la postre, no es otra cosa que una propaganda, una defensa y una pura exaltación del cabalismo masónico.

 No nos descubre ningún secreto que son los masones españoles que se refugiaron en 1939 y años siguientes en Méjico, fundadores del Gran Consejo Masónico, los que más están laborando e influyendo para la reactivación de la masonería, habiéndose creado el 18 de marzo de 1978, en Madrid, el Gran Consejo de España, al que se han unido los masones que estaban exiliados en Francia, Bélgica y Holanda.

 ¿El porqué de un odio a España?

 La Masonería de nuevo en acción, con espíritu revanchista. Muchos de los males de toda índole que está sufriendo nuestra nación actualmente se deben a la actividad masónica. Actitud de los partidos políticos, posturas de las altas finanzas, degradación de las buenas costumbres, desarraigo de la religiosidad, ataques a instituciones militares y de Orden Público, siembra de la confusión en los medios nacionales, resquebrajamiento de la unidad de la patria, laicismo en la enseñanza y cien añagazas más son producto de las consignas masónicas.

 Ante este panorama, ante el que debemos estar alertas, muy alertas, bueno será recordar la carta que el 17 de abril de 1946 dirigió el Generalísimo Franco al entonces arzobispo de Zaragoza monseñor Domenech Valls. La histórica carta dice así:

 “Mi respetado prelado: la condición de católico y anticomunista que caracteriza al régimen español han hecho de España el blanco predilecto de los ataques de la masonería y del comunismo. La masonería y el comunismo persiguen, indudablemente, fines distintos en nuestra Patria:

 La primera quiere hacer de ella una República liberal, capitalista, masónica y atea; el segundo, un Estado comunista regido por un gobierno vasallo de Moscú, pero sus intenciones coinciden en un primer escalón: en derrocar al régimen actual.

 Para conseguir esto, necesitan debilitarlo, rompiendo su unidad y acallando cuantas voces puedan alzarse en el exterior en defensa nuestra. Mediante las más viles y calumniosas campañas se pretende el sarcasmo de presentarnos ante el mundo como un “peligro para la paz”, recurriendo a todo género de maniobras de corrupción, de explotación de intereses, resentimientos y vanidades. Se trata de llevar la disgregación al cuerpo social español para dividirlo y aniquilarlo después.

 La masonería, que no repara en los medios para el logro de sus fines, ha llegado a la más monstruosa de sus concepciones: planear la siembra de recelos entre la Santa Iglesia católica y el Estado Español, a fin de que ni la propia Iglesia, y con ella los católicos del mundo, sientan simpatías por el único Estado verdaderamente católico que hoy existe.

 Se conoce con absoluta certeza la existencia de una consigna masónica de realizar una hábil y solapada campaña entre personas aparentemente religiosas o excesivamente buenas y aptas por su apocamiento para ser amedrentadas, a fin de sembrar la inquietud entre los sectores más destacados del catolicismo español y de que esta inquietud trascienda hasta los propios prelados, haciéndoles creer en su significación que la adhesión al régimen compromete el porvenir de la Iglesia española.

 Como quiera que se tienen noticias de personas que han recibido el encargo de propagar suavemente estas insinuaciones y las han denunciado, lo que ha confirmado que de la existencia de la consigna se tenía, y también de prelados que han recibido o rechazado estas insinuaciones, creo conveniente poner en conocimiento de Vuestra Excelencia reverendísima estas maquinaciones a fin de que, prevenido, pueda más fácilmente ayudar a deshacer esta confabulación y darse cuenta de las personas que, consciente o inconscientemente, se prestan al juego, de las que muchas de ellas no serán del campo masónico, sino seguramente gente pías y positivamente buenas, pero de temperamento débil, que hayan sido influenciadas por perversos que convendría conocer”.

 La actualidad de estas proféticas palabras de Franco es palpitante en nuestros días. ¡Atención católicos ante el contubernio masónico!

Leo ANDREY

 

Revista FUERZA NUEVA, nº 616, 28-Oct-1978 


sábado, 20 de septiembre de 2025

Subversión del clero catalán en el PostConcilio (1)

 (Artículo de 1967)

 (…) LO QUE ROMA PROHIBIO, AHORA... ¿LO BENDICE EL PADRE ENRIQUE RIFÁ, PROVINCIAL DE LOS JESUITAS? 

 Para los últimos días de mayo de 1959 se tenían que celebrar en el Monasterio de Montserrat unas reuniones, con participación de teólogos protestantes, que fueron prohibidas por la entonces Congregación del Santo Oficio, cuyo Prefecto era Su Santidad el Papa Juan XXIII, que tuvo que recordar al Monasterio de Montserrat las normas promulgadas en 20 de diciembre de 1949 sobre dicha clase de reuniones.

 Uno de los que debía intervenir en dichas reuniones prohibidas era Jean Goss, uno de los abanderados de la no-violencia. Si entonces no pudo venir, ahora en este noviembre el local de Congregaciones Marianas de Barcelona ha servido de tribuna para difundir la doctrina de la no-violencia, que únicamente se predica en los países de Occidente y no comunistas, con el sano fin, por lo visto, de que mondos y lirondos se dejen avasallar por los ejércitos comunistas. 

Como si ahora, por ejemplo, se propugnara el que los ciudadanos no se defendieran si un ratero o un ladrón les quiere quitar la cartera o desvalijar. Lo que en el terreno individual es una estupidez inimaginable, en el terreno nacional es un suicidio. Por esto Roma prohibió a Jean Gos que él y los otros hablaran en aquella reunión. Pero ahora, en la Casa de las Congregaciones Marianas, se han divulgado tranquilamente las doctrinas que entonces fueron prohibidas.

 No será extraño que nos salgan algunos melenudos que en la hora del servicio militar pueden quizá intentar negarse a cumplir su deber para con la Patria. Es de suponer que la conferencia ha sido autorizada por el Padre Enrique Rifá, Provincial de la Compañía de Jesús en la Provincia tarraconense. Por cierto, que todavía no nos ha aclarado dicho Padre Rifá si el José María Vallés, de la carta delictiva contra el Estado publicada en «Informations Catholiques Internationales», es el estudiante jesuíta de las mismas señas de San Cugat del Vallés o no.

 Desde luego, con jesuítas que firman documentos clandestinos como el Padre García Nieto; otros, provocando en la vía pública como lo hizo el día 27 de octubre el Padre Puigjaner, con Consultores a lo Víctor Codina, que intervino en la manifestación facciosa del 11 de mayo de 1966 en la Vía Layetana, y con conferencias de Jean Goss, y muchos otros detalles que nos callamos, nos explicamos que con estos procedimientos un ex alumno de la Compañía de Jesús, en La Habana, se pueda convertir en el Fidel Castro, dictador comunista de Cuba.

 Con todo el respeto, elevamos esta consideración al Revdmo. Padre Arrupe, ya que somos muchos los barceloneses que estamos cansados de esta dirección política y sectaria que bajo el patrocinio del P. Enrique Rifá se desarrolla aquí. Con todo lo demás que puede saber de Barcelona el P. Arrupe.

 SI: INFORMACION IGUAL A CLARIDAD

 Casimiro Martí, en «El Correo Catalán» del 12 de noviembre, ataca violentamente a la revista «Ecclesia». Pide a dicha revista más información. Que es lo que le pedimos a Casimiro Martí. Esperamos que él subsanará y aclarará lo que vamos a preguntarle: ¿Por qué «Espoir», la revista anarquista, elogia a Casimiro Martí y a José Bigordá porque ponen los puntos sobre las íes al arzobispo don Marcelo? ¿Por qué Casimiro Martí no informa de las reuniones celebradas en las Religiosas de la Asunción de la calle Dolcet? ¿Por qué Casimiro Martí no informa a los lectores de «El Correo Catalán» de la reunión celebrada en las Religiosas Benedictinas de la calle Angli en la que se viviseccionó y descuartizó la exhortación Pastoral del arzobispo Dr. Marcelo, en la que prohibía manifestaciones subversivas de sacerdotes? ¿Por qué Casimiro Martí se permite increpar públicamente al Cardenal Quiroga Palacios, Presidente de la Conferencia Episcopal Española? Esperamos esa información (…) 

A. RECASENS SALVAT

 

Revista ¿QUÉ PASA? núm. 205, 2-Dic-1967