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domingo, 28 de septiembre de 2025

Retorno de la Masonería a España tras la muerte de Franco

 

  LA MASONERÍA EN ACCIÓN 

No lo percibimos, porque actúan en la sombra, en las tinieblas de la Antiespaña (1978). Y lo hacen con la mayor impunidad, con una tolerancia total por parte de los responsables en el Gobierno de la nación. Nos referimos a los masones, adoradores del llamado Gran Arquitecto del Universo, auténtico Anticristo. Su número todavía no es grande, pero sí su acción, que se va extendiendo por toda la geografía española, entre conciliábulos y “tenidas” secretas, cuyo objetivo es la destrucción de los valores cristianos y de las esencias nacionales, que están siendo destruidas con saña, paulatinamente, por el marxismo, el comunismo y el separatismo, a los que se une en su actividad la masonería, cuya legalización en España, según fuentes dignas de crédito, parece ser inminente.

 ¿Cuántos son?

 No hace mucho ha visitado España, en nombre de la Internacional Masónica, con sede en Roma, el destacado venerable hermano francés Pierre Leveque. Se detuvo de una manera especial en Cataluña, donde está haciendo grandes progresos la masonería. El objeto de la visita del masón francés fue acelerar la formación de logias e incrementar el número de V. H. españoles. Sus consignas han sido claras. Las principales de ellas: lograr la infiltración de masones en los órganos de Gobierno y en la Administración y conseguir de los mismos una fuerte presión para que la masonería sea de nuevo legalizada.

 Sobre este asunto es interesante leer el extenso comentario-reportaje publicado en mayo en “Arriba” (lo cual es lógico dada la actual “línea” de este diario oficial) -y reproducido en junio por otros periódicos-, por el bien informado, respecto a las “tenidas”, Fernando Cano. El firmante del trabajo “Tras cuarenta años de persecución, inminente legalización de la Masonería” sabe -nosotros lo adivinamos- las fuentes en que “bebió” y cuáles fueron los “mentores” que le impulsaron a escribir en el órgano gubernamental su trabajo, que, a la postre, no es otra cosa que una propaganda, una defensa y una pura exaltación del cabalismo masónico.

 No nos descubre ningún secreto que son los masones españoles que se refugiaron en 1939 y años siguientes en Méjico, fundadores del Gran Consejo Masónico, los que más están laborando e influyendo para la reactivación de la masonería, habiéndose creado el 18 de marzo de 1978, en Madrid, el Gran Consejo de España, al que se han unido los masones que estaban exiliados en Francia, Bélgica y Holanda.

 ¿El porqué de un odio a España?

 La Masonería de nuevo en acción, con espíritu revanchista. Muchos de los males de toda índole que está sufriendo nuestra nación actualmente se deben a la actividad masónica. Actitud de los partidos políticos, posturas de las altas finanzas, degradación de las buenas costumbres, desarraigo de la religiosidad, ataques a instituciones militares y de Orden Público, siembra de la confusión en los medios nacionales, resquebrajamiento de la unidad de la patria, laicismo en la enseñanza y cien añagazas más son producto de las consignas masónicas.

 Ante este panorama, ante el que debemos estar alertas, muy alertas, bueno será recordar la carta que el 17 de abril de 1946 dirigió el Generalísimo Franco al entonces arzobispo de Zaragoza monseñor Domenech Valls. La histórica carta dice así:

 “Mi respetado prelado: la condición de católico y anticomunista que caracteriza al régimen español han hecho de España el blanco predilecto de los ataques de la masonería y del comunismo. La masonería y el comunismo persiguen, indudablemente, fines distintos en nuestra Patria:

 La primera quiere hacer de ella una República liberal, capitalista, masónica y atea; el segundo, un Estado comunista regido por un gobierno vasallo de Moscú, pero sus intenciones coinciden en un primer escalón: en derrocar al régimen actual.

 Para conseguir esto, necesitan debilitarlo, rompiendo su unidad y acallando cuantas voces puedan alzarse en el exterior en defensa nuestra. Mediante las más viles y calumniosas campañas se pretende el sarcasmo de presentarnos ante el mundo como un “peligro para la paz”, recurriendo a todo género de maniobras de corrupción, de explotación de intereses, resentimientos y vanidades. Se trata de llevar la disgregación al cuerpo social español para dividirlo y aniquilarlo después.

 La masonería, que no repara en los medios para el logro de sus fines, ha llegado a la más monstruosa de sus concepciones: planear la siembra de recelos entre la Santa Iglesia católica y el Estado Español, a fin de que ni la propia Iglesia, y con ella los católicos del mundo, sientan simpatías por el único Estado verdaderamente católico que hoy existe.

 Se conoce con absoluta certeza la existencia de una consigna masónica de realizar una hábil y solapada campaña entre personas aparentemente religiosas o excesivamente buenas y aptas por su apocamiento para ser amedrentadas, a fin de sembrar la inquietud entre los sectores más destacados del catolicismo español y de que esta inquietud trascienda hasta los propios prelados, haciéndoles creer en su significación que la adhesión al régimen compromete el porvenir de la Iglesia española.

 Como quiera que se tienen noticias de personas que han recibido el encargo de propagar suavemente estas insinuaciones y las han denunciado, lo que ha confirmado que de la existencia de la consigna se tenía, y también de prelados que han recibido o rechazado estas insinuaciones, creo conveniente poner en conocimiento de Vuestra Excelencia reverendísima estas maquinaciones a fin de que, prevenido, pueda más fácilmente ayudar a deshacer esta confabulación y darse cuenta de las personas que, consciente o inconscientemente, se prestan al juego, de las que muchas de ellas no serán del campo masónico, sino seguramente gente pías y positivamente buenas, pero de temperamento débil, que hayan sido influenciadas por perversos que convendría conocer”.

 La actualidad de estas proféticas palabras de Franco es palpitante en nuestros días. ¡Atención católicos ante el contubernio masónico!

Leo ANDREY

 

Revista FUERZA NUEVA, nº 616, 28-Oct-1978 


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