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viernes, 17 de octubre de 2025

Tradicionalistas contra la Constitución de 1978

 Artículo de 1978

  Declaración de la Hermandad Nacional de Combatientes Requetés

 VOTAREMOS «NO»

 HACIENDO uso de un derecho legítimo, y recogiendo el sentir general de esta Hermandad, votaremos NO a la Constitución, e invitamos a hacerlo a todos los antiguos combatientes de Tercios de Requetés de la Cruzada, hijos, familiares y simpatizantes, entre otras numerosas razones, por las siguientes:

 1.ª Porque creemos en DIOS y amamos a la PATRIA. Con profunda fe. Con inconmovible firmeza.

 2.ª Porque no nos ofrece las debidas garantías un régimen constitucional parlamentario que, olvidando la ley de Dios, se basa en la denominada soberanía popular y en los partidos políticos, que, en la práctica, dividen más que unen, y en nombre del pueblo, al que dicen representar, imponen sus intereses partidistas.

 3.ª Porque somos contrarios, tanto a un régimen absolutista, como al liberal y marxista, que niegan los gloriosos ideales de la Tradición española y repudian la Monarquía auténticamente cristiana, templada y representativa, convirtiendo al Rey en una figura meramente decorativa e irresponsable.

 4 .ª Porque queremos para España lo mejor: una nación en paz, unida —respetando sus peculiaridades regionales—, con verdadera libertad y en constante progreso, sin demagogias ni sectarismos.

 5.ª Porque mientras se rechazaban, de manera contundente, las enmiendas presentadas por dignos diputados y senadores en  defensa de DIOS, de la PATRIA y de una MONARQUÍA que pudiese actuar como moderador, prosperaban a través de un oscuro consenso, sin luz ni taquígrafos, los principios del laicismo de Estado; del divorcio y del aborto (que atentan no sólo contra la familia, sino que autoriza la muerte de criaturas indefensas en el claustro materno); la supresión de la libertad de enseñanza; el reconocimiento de diversas nacionalidades (poniendo en peligro la unidad de la Patria), y reduciendo el poder de la Monarquía a la mínima expresión. Razones, por sí solas, más que suficientes para votar NO a todo buen católico español. 

6.ª Porque si ya preveíamos ante el anterior referéndum, que aprobó la Ley de Reforma Política (1976), que tal «reforma» se transformaría en clara ruptura con el pasado y apertura hacia el caos, ahora estamos convencidos, con mayor fundamento, que de aprobarse la Constitución en el próximo referéndum, abrirá las puertas a una dictadura atea y marxista, con todas sus consecuencias. De aquí la grave responsabilidad de todo español consciente al emitir su voto.

 7.ª Porque no tenemos apetencias de poder y preferimos continuar siendo leales a tantos mártires que nos han precedido en el camino del deber, en vez de buscar puestos y honores, mientras España se va derrumbando entre sangre y lágrimas.

 8.ª Porque no queremos hacer el papel de borregos que nos llevan al matadero sin protesta, narcotizados por una exhaustiva propaganda que, con el aplauso extranjero, está adormeciendo el sentimiento católico y patriota del noble pueblo español.

 9.ª Porque nos repugna tanto y tanto chaqueteo, y que hasta el nombre de España se sustituya vergonzosamente por el de país.

 10.ª Porque no estamos dispuestos a someternos a las consignas de las fuerzas internacionales del comunismo y la masonería que prefieren una España débil que rompa con sus tradiciones, para poder dominarla mejor.

 11 . Porque no nos asusta la poderosa coalición de las fuerzas del centro-izquierda, que detentan el poder, unidos a los socialistas, comunistas y separatistas en el empeño de aprobar la Constitución, pese a la notoria desigualdad de medios —incluida la ayuda extranjera— y de oportunidades, ya que seguramente monopolizarán, en la práctica, la Televisión, arrastrando, como en la ocasión anterior, a gente de buena fe, que se dejarán engañar por nuevos juramentos y promesas.

 12.ª Porque no nos desalienta la falta de garantías en una elección «limpia».

 13.ª Porque, como no somos oportunistas, por encima del temor a la derrota, lo que nos interesa es salvar el honor. Demostrar que aún hay católicos y patriotas capaces de imitar el ejemplo de los que prefirieron «sucumbir con honra que vivir con vilipendio». Conscientes de que, como en los momentos más difíciles de nuestra historia han sido siempre un puñado de patriotas los que han terminado por arrastrar a lo mejor del pueblo español, superando el peligro de la cobardía colectiva.

 14. Porque amamos la paz y deseamos que desaparezca la trágica situación a la que nos han conducido los actuales padres constitucionales.

 Por estas y mil razones más que harían interminable este escrito, votaremos NO. E invitamos a hacerlo a todos - mujeres y hombres, jóvenes y ancianos— que estén convencidos de los graves errores de la Constitución y no quieran ser cómplices de sus previsibles consecuencias.

 Por la Junta Nacional,  El secretario general   

Manuel Ángel VIEITEZ PÉREZ


 Revista FUERZA NUEVA, nº 618, 11-Nov-1978


miércoles, 8 de octubre de 2025

Los tres senadores militares, contra la Constitución

 

  NINGUNO DE LOS GENERALES

 Los tres senadores militares han rehusado conceder el voto a la Constitución atea y antinacional que se impondrá al sufrido pueblo español por el consenso “moncloaca”-marxista. Con rapidez diligente, el señor Gutiérrez Mellado (ministro de Defensa) ha aclarado que a los Ejércitos sólo los representa el Rey. Pero Gutiérrez Mellado olvida que fue precisamente el Rey el que designó a los senadores militares. Y ¿no lo hizo para que los Ejércitos se hallasen representados en la Cámara? No hay duda de que muchos civiles y militares lo interpretaron así y, si hubo error en tal interpretación, no es el ministro del Gobierno ucedista el indicado a rectificarlo, sino acaso el propio Monarca o persona autorizada por éste. Lo que no ofrece la mínima vacilación y no cabe desvirtuar es el hecho de que la Ley de Reforma Política (1976) contó con el voto negativo de todos los generales procuradores en Cortes y que la Constitución no ha contado con ninguno positivo de los militares miembros de las Cámaras y designados precisamente en su calidad de tales. ¿No es eso representativo? Entonces, ¿qué lo es?

 Y lo que nadie negará es que resulta más que significativa la notoria falta de sintonía de Gutiérrez Mellado con el Consejo Superior del Ejército a propósito de la legalización del PCE (1977) y con los generales miembros de las Cortes a propósito de la Reforma Política y de la Constitución.

 Y lo que ya cae en el colmo del ridículo es que “El País” venga ahora, sin respetar la libertad de voto, a reclamar determinadas adhesiones y acatamientos de dichos senadores militares. Claro que no es extraño cuando dicho vespertino está dirigido por quien menospreciara hace muy poco, pública e impunemente, a los militares españoles -además de a la “Dictadura”, que ha cometido el error de darle de comer, con los estipendios de los cargos oficiales desempeñados por ese director, Juan Luis Cebrián, y su familia más inmediata -el cual quizás se halla capitidisminuido para comprender que el eje diamantino de todo militar digno de tal nombre es aquél que expresaba el comandante de Sant Marc, al proclamar: “A un soldado pueden pedírsele muchas cosas, incluso puede pedírsele que muera; en su profesión. Lo que no puede pedírsele es que traicione, que se retracte, que se contradiga, que mienta, que sea perjuro”.

 Ramón de Tolosa


Revista FUERZA NUEVA, nº 618, 11-Nov-1978

 

jueves, 2 de octubre de 2025

Todo para demoler; pero el rey, intocable

 Artículo de 1978

  EL REY INTOCABLE ¿POR CUÁNTO TIEMPO?

 Me atrevería a preguntar “¿Por cuánto tiempo?”. Y esa pregunta, tan simple en apariencia, se funda en unos razonamientos sencillos, que expongo brevemente.

 No es extraño que periódicos de corte liberal abierto como el “ABC”, o de corte liberal sofisticado como el “Ya”, se muestren partidarios de una Monarquía “reinstaurada” y calcada sobre los viejos moldes del siglo XIX. Resulta, por el contrario, muy sintomático, que la prensa de inspiración comunista, socialista e incluso republicana acate una Institución que por su naturaleza contradice sus postulados políticos. Resulta insólito que las revistas copadas por unas directrices hostiles al sistema monárquico difundan desde sus páginas la sonrisa, el respeto y la complacencia hacia unas orientaciones diametralmente opuestas y antagónicas a sus propias convicciones. Resulta finalmente asombroso e incomprensible que los portavoces del futuro Frente Popular, Santiago Carrillo, Enrique Tierno Galván y Felipe González, acudan a palacio y rindan homenaje y pleitesía al Monarca. Para los republicanos, socialistas y comunistas el Rey es intocable.

 Junto a ese extraño fenómeno de la intocabilidad real, en todos los medios de expresión se vienen desarrollando unas direcciones y situaciones políticas que conducen directamente a la desmembración de la unidad nacional y suponen, por consiguiente, un golpe mortal de necesidad para la misma subsistencia de la Corona.

 ¿Cómo se explican ambos fenómenos? ¿Cómo se entiende que al amparo de la intocabilidad regia se planifique una estrategia política cuyo resultado final será la extinción de la Monarquía?

 La conjunción paradójica de esos dos fenómenos contradictorios entre sí, intocabilidad del Rey y realización escalonada de unos planes prefabricados que producen su defenestración, sólo puede explicarse sobre la base de unas consignas teledirigidas desde el exterior y servidas desde el interior, que teniendo por destino la destrucción de España, arbitran como instrumento idóneo para conseguir mejor dicho objetivo cobijarse a la sombra del Monarca, hacer su figura intocable, alejarle de una problemática política en cuyo nudo gordiano se halla implicada la subsistencia misma de la Monarquía.

 El Rey, víctima de ese gran fraude, sería en sus planes una especie de narcosis, de adormidera o de anestesia contra las posibles reacciones de las fuerzas nacionales. La mejor manera para los marxistas de destrozar a España sin provocar reacción alguna es mantener transitoriamente la Monarquía. Así, con seguridad, con garantía, sin miedo a rebeliones, se puede ir operando poco a poco, hábilmente, astutamente el desarme moral de las instituciones básicas, la transformación de sus mandos, la sustitución de jefes en los puestos clave: en una palabra, la desmedulación de su espíritu patriótico y nacional.

 Bajo la sombra venerable y protectora de un Rey que legal y realmente debería ser intocable, se intenta que duerman narcotizados los reactivos nacionales, aletargados y paralizados, en apariencia, e insensibles ante la ruina de la Patria que se avecina. (…)

 Julián GIL DE SAGREDO


 Revista FUERZA NUEVA, nº 617, 4-Nov-1978


domingo, 21 de septiembre de 2025

Millones de españoles, segregados lingüísticamente en su propio país

 (Dos artículos de 1978)

  “VAE VICTIS” CONTRA ESPAÑA

¿Qué cabida de “digna”, en el supuesto marco legal “integrador”, tienen los millares españoles expulsados de Vascongadas por decreto de ETA y los millones de habitantes en ellas y en Navarra, dos regiones sin ley, sin seguridad de vidas y haciendas, aherrojados por el terror de un grupo de asesinos ante los brazos cruzados del Gobierno, “espectador”, que se dice, por sarcasmo, defensor de los derechos humanos, y los millones de españoles inmigrados en Cataluña y Vascongadas a cuyos hijos les va a imponer el Gobierno de Suárez, sin recurso, ser enseñados en lengua y cultura vernáculas, en violación de las convenciones internacionales reguladoras de aquellos derechos y suscritas por España, las cuales exigen la enseñanza en el propio idioma, mientras el presidente Suárez repite sin cesar que lo que no consentirá nunca es la dominación del país por un grupo o una facción?

 A esta imposición, auténtico apartheid, no han llegado en la forma que lo establece nuestro marco legal ni las potencias europeas en sus colonias de Asia y África con la población aborigen, más afortunadas desde luego que lo será la población española en las “nacionalidades” autónomas. Y esto se impone en Cataluña, en la cual en la provincia de Barcelona el uso familiar del catalán es el 35 por ciento y el 65 del español, y en Barcelona (ciudad con población no catalana mayoritaria) es el 47 y el 49, respectivamente, y apenas un 5 por 100 habla en Vascongadas el vascuence. Para mayor infamia colonial, esta segregación no corre a cargo de las “nacionalidades” sino del presupuesto del Estado que pagamos todos los españoles. ¿A esto puede llamarse esperanzador futuro de una prolongada y fructífera convivencia civil?

 ¿Existe posibilidad de convivencia y cabida digna para la España que ve cómo a la más incalificable amnistía se contesta con crímenes masivos por parte de los etarras, a cuyos autores el Gobierno no descubre ni juzga; que, a la concesión de la ikurriña y demás enseña separatistas se responde con quemas incesantes de banderas españolas, sin castigo jamás por parte del Gobierno Suárez: que ante la apertura sin límite a las autonomías se enarbola el principio de la independencia, cuyos partidos, cuya propaganda y actos públicos se permiten totalmente, y las propuestas de secesión se consienten y se debaten en las Cortes, lo cual no se ha dado en país alguno europeo, y a favor de aquellos partidos consiente el Gobierno sustituir los Ayuntamientos y Diputaciones legítimas por comisiones gestoras ilegales que prepararán en las elecciones el triunfo del separatismo y la anexión colonial de Navarra?

 Se pretende raer de esas regiones cuanto se refiere a la presencia y el recuerdo de España, de hecho convertida en ellas en nación enemiga. En la nomenclatura de las calles barcelonesas se suprimen los títulos de Reyes Católicos, Hispanidad, Avión Plus Ultra, Covadonga, Concordia y tantos otros; en pueblos guipuzcoanos el nombre de España es sustituido por el de uno de los asesinos ajusticiados. El consejero de Educación de “Euskadi” -es todo un símbolo de lo que serán allí la enseñanza o la cultura- afirma, sin que se le destituya y procese, que si resucitara Sabino Arana, el hombre que decía ser el pueblo español el más vil de la tierra, vería y amaría como hijos a los miembros de ETA y a los partidos abertzales, a los cuales recibió el presidente Suárez el año pasado, les convoca e invita humilde el vicepresidente segundo a cenas de trabajo y pacto, mientras por las mismas fechas caían asesinados dos militares -sin que tampoco se descubra a los autores, claro está- y en el Parlamento un diputado abertzale y un diputado separatista catalán apologizan el terrorismo, aquél, y la independencia, ambos, como si el Gobierno admitiera por anticipado el “vae victis” de los separatistas a la pervivencia de España.

 Al margen de cinismo políticos y de dialécticas enmascaradoras, la realidad -sonrojante- es que hay una España enormemente mayoritaria que está aherrojada, agredida, vejada y negada en sus derechos por el sectarismo revanchista de una minoría -gobiernos, partidos, Cortes y ciertos sectores eclesiásticos- que se atribuyen gratuitamente la significación de la otra España. Y a la España victimada se la inflige por añadidura el máximo agravio moral, el trallazo espiritual de afirmar que la transición tiene lugar sin traumas y de presentar cada acto atentatorio contra ella como un paso más hacia la reconciliación y la paz.

 ¡De los fariseos líbranos, Dios!

 Carmelo VIÑAS Y MEY


Revista FUERZA NUEVA, nº 609, 9-Sep-1978



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A LA SITUACIÓN EN BARCELONA

 (…) La espeluznante televisión catalana (…) En el primer programa nuevo, de entrada, nos ha ofrecido el asunto del día: el decreto del catalán, con la intervención de la untuosa y melosa María Rubíes, que creo que es senadora o senatriz, como dice Camilo J. Cela.

 Lo chusco de este programa es que se nos ha ofrecido una encuesta callejera sobre el decreto del catalán donde ¡en España! ha habido unanimidad total y absoluta. Todo el mundo está encantado con el decreto del catalán, y se ha interrogado especialmente a castellano-hablantes, todos y cada uno de los cuales están contentísimos y opinan que está muy bien que se obligue a aprender catalán. Ni una sola discrepancia, miren ustedes por dónde. Nadie ha mantenido la idea de que hay que respetar la lengua materna; nadie se ha acordado de que en España no se puede exigir más que el español; nadie se ha acordado de que Cataluña, y no digamos Barcelona, es España; nadie se ha acordado de que obligar al catalán a un español-hablante es contravenir los derechos humanos y volver a las cavernas, a fuerza de retrocesos; a nadie se le ha ocurrido que hay millones, digo millones, de español-hablantes que ni en diez años hablarán nada más y nada menos que el idioma español, porque es el suyo, el de la madre que los parió y al que tienen derecho de uso en todo el territorio de España, del que Cataluña (y no digamos la cosmopolita Barcelona, donde son mayoría los que no hablan catalán) forma parte inseparable si no es por la fuerza, fuerza de la que me río a carcajadas.

 Pero en la «tele» catalana, la espeluznante, había consenso total; todos de acuerdo. Vamos a hacernos el loco y simularemos que nos lo creemos y que la encuesta es real y sin cortes. A nadie ha parecido mal, no ya en tal encuesta, sino en los medios de manipulación social ni en el Congreso, Senado y demás instituciones sagradas de la democracia (?) que padecemos, que lo único natural es que se establezcan escuelas en catalán, y el que se quiera ir que se vaya. (…)

 Ramón CASTELLS SOLER

 

 Revista FUERZA NUEVA, nº 615 ,21-Oct-1978